El pasado 28 de noviembre, semanas después de la victoria electoral de Donald Trump y prácticamente dos meses antes de que tomara posesión, publiqué un contraintuitivo análisis titulado "Por qué lo que puede ser bueno para la economía de Estados Unidos, puede ser muy negativo para su bolsa", donde expliqué que los mercados aman los estímulos, tal como lo es un elevado déficit fiscal, y que odian lo contrario, cuando un gobierno se aprieta el cinturón y reduce el gasto.

Así, y dado que las finanzas públicas de Estados Unidos mantienen una trayectoria insostenible por su muy elevado déficit, un nivel no visto fuera de épocas de recesiones económicas y guerras (sic), si realmente la administración Trump, con su Secretario del Tesoro Scott Bessent a la cabeza, iban a implementar una línea más o menos dura para salvar la economía estadounidense en el largo plazo, eso podría ser negativo para los mercados, porque desaparecería el principal estímulo que hace que hoy en día las bolsas suban, el déficit fiscal, el gasto, o el torrente de dinero que el Estado arroja sobre la economía.

El déficit fiscal de EEUU cerró el año 2024 en el -6,28% (línea magenta) del producto interior bruto anual, superando el déficit visto durante la Gran Depresión iniciada en 1929, déficit con el que se trató de recuperar la economía, y sólo superado por el gasto incurrido durante la II Guerra Mundial, la Gran Crisis Financiera de 2008 o la Pandemia de 2020. En tiempos de crisis los gobiernos gastan para estimular la economía, pero ahora no hay crisis y aún así el déficit está en niveles de extremos estímulos.

Hablamos, aquí en el Club, muchísimo de esto durante los años 2022 y 2023, para explicar cómo, aún con una Reserva Federal subiendo los tipos de interés al mayor ritmo en más de 40 años, no se entró en recesión porque el enorme déficit fiscal lo impidió.

Dicho de otra manera, igual que todos sabemos que un programa de compra de activos por parte de la Reserva Federal (QE) es un fuerte estímulo para los mercados, el que el gobierno gaste como si no hubiera mañana (déficit fiscal récord), es un estímulo del mismo calibre.

Bien, pues finalmente Trump y Bessent, nada más iniciar su mandato en enero de este año, abrazaron su particular versión de apretarse el cinturón y empezaron a entonar la cantinela de que su misión era luchar por la gente de la calle (Main Street) y no por los mercados (Wall Street). Hasta Trump llegó a decir, y esto es cómico, que no le importaba lo que ocurriera en los mercados, ya que su visión era a 100 años vista.

"El mercado y la economía se han vuelto adictos a un excesivo gasto gubernamental y vamos a pasar por un periodo de desintoxicación" (Scott Bessent, Secretario del Tesoro de EEUU , 7 de marzo de 2025)
"Podría haber una pequeña disrupción [económica] porque estamos construyendo un país fuerte, donde no podemos estar mirando [sólo] lo que ocurre con el mercado de accionesSi miras a China, tienen una perspectiva a 100 años y nosotros vamos trimestre a trimestre y no podemos manejarnos de esa manera" (Donald Trump, 9 de marzo de 2025)

Así, con toda esa retórica, Trump y Bessent consiguieron crear un crac bursátil en los mercados, desde los máximos a finales de febrero, hasta los mínimos del mes de abril.

Su plan era crear una crisis bursátil y enfriar las expectativas económicas, algo que, según sus expectativas, forzaría a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés oficiales y, con ello, empezar a reducir el déficit por la vía rápida, gracias a una mejor refinanciación de la enorme deuda que arrastra el país.

Pero la jugada les salió mal. O, mejor dicho, fatal.

Si bien al principio del "crac de Trump" los tipos de interés de largo plazo comenzaron a descender e incluso llegaron a estar por debajo del 4% momentáneamente (yield bonos a 10 años), esto sólo fue la reacción inicial, porque a continuación el yield de los bonos volvió a repuntar con fuerza y varios elementos de los mercados de deuda y crédito empezaron a romperse, haciendo saltar las alarmas de que si seguían por esa vía, la economía y los mercados iban a implosionar.

Yield de los bonos soberanos de Estados Unidos a 10 años. Obsérvese como en abril, con el crac de Trump, declinaron brevemente por debajo del 4%, para luego y de forma inmediata, repuntar fuertemente. Esto, junto con otros elementos de los mercados de deuda y crédito, le indicó a Trump y Bessent que el camino elegido se había complicado y vuelto extremadamente peligroso.

Es por eso que apenas unos pocos días después de provocar un crac bursátil, Donald Trump anunció el aplazamiento de la mayoría de los aranceles anunciados, provocando un anticrac, o movimiento igual de energético que la caída, pero en sentido inverso.

Y es así como hemos vivido un viaje de ida y vuelta, donde Trump intentó reducir el déficit por la vía rápida creando un susto económico-bursátil, pero donde el mercado le mostró los dientes y, para que no le pasara lo mismo que le ocurrió a la brevísima primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, la cual tuvo que dimitir tras mes y medio en el poder por también haber provocado una fuerte crisis en el mercado de deuda de su país, Trump decidió cambiar de discurso y olvidarse de reducir el déficit en el corto plazo.

En apenas mes y medio Trump y Bessent han pasado de decir que ellos eran los adalides de "la gente de la calle" y que no les importaba la reacción que pudiera tener Wall Street, a mostrarse como unos "buenos chicos" bien dóciles e incapaces ya de decir nada que altere los mercados. Como suele decir el refrán, "donde dije digo, digo Diego".

De esta manera, desde hace pocos días, Scott Bessent ya no habla de hacer sufrir a Wall Street por el bien de Main Street, apretando el cinturón del gasto público, sino que lo importante es hacer crecer la economía más rápido que la deuda y que eso sería suficiente para reducir el ratio de endeudamiento.

"Podemos hacer crecer la economía y controlar la deuda a la vez. Lo importante es que la economía crezca más rápido que la deuda. Si cambiamos la trayectoria de crecimiento económico de este país, entonces nuestras finanzas se estabilizarán y podremos salir de este problema" (Scott Bessent 23 mayo 2025)

Esta y otras declaraciones similares de estos días, podrían parecer frases cualquiera de las muchas que dice un político, pero son un giro de 180 grados con lo que decía apenas hace mes y medio.

Donde antes había que pasar por un momento de enfriamiento económico y turbulencias de corto plazo para arreglar los problemas, ahora el mensaje es que lo único importante es crecer y que la deuda ya se arreglará poco a poco.

Desde mi punto de vista, esto es lo más relevante que ha ocurrido en los mercados desde el crac de Trump. Este viraje completo en la mentalidad de la administración Trump, es un gran factor alcista para el mercado de acciones y otros mercados de riesgo.

Esto es así porque Trump y Bessent son la autoridad fiscal y si la autoridad fiscal, la cual hoy en día es el principal factor de influencia en los mercados, señala que no van a estar reduciendo la deuda en términos nominales y que lo importante es crecer más, es como recibir la luz verde para volver a pensar que las probabilidades son alcistas a medio plazo en los activos de riesgo.

Por todo ello, si en noviembre pasado alertaba que lo que podía ser muy positivo para la economía en el largo plazo (apretarse el cinturón) sería fuertemente negativo para los mercados, ahora es que como si se dijera justo lo contrario: "Lo que es malo para la economía en el largo plazo, suele ser bueno para la bolsa".

El gobierno de los Estados Unidos se asustó con su propio crac y ahora ya lo fía todo a crecer "como una moto" sin reducir los estímulos del gasto público. Y eso es algo que los mercados adoran, porque las acciones tienden a subir cuando hay estímulos, ya sean fiscales o monetarios.

Un meme de estos días mostrando como ahora los republicanos, en especial los más seguidores del presidente Trump (MAGA), ahora apoyan que la deuda aumente (siempre que la economía crezca más) porque es la nueva narrativa.

De hecho, otro elemento que confirma este giro copernicano en la mentalidad de Trump y Bessent, es que ayer mismo el magnate Elon Musk anunció su salida del gobierno. Recuérdese que con su entrada se creó DOGE, acrónimo que responde al de Departamento de Eficiencia Gubernamental, por sus siglas en inglés, y que era uno de los principales símbolos de un gobierno que iba a apretarse el cinturón del gasto.

Finalmente DOGE no consiguió que en lo que vamos de este 2025 se redujera el gasto con respecto al año 2024, lo cual ya muestra lo difícil que es domar a la bestia del gasto gubernamental.

Que ahora se vaya Elon Musk, solo es un signo más de la nueva mentalidad de "procrecimiento económico a cualquier precio" que han abrazado el presidente y su Secretario del Tesoro.

Noticia de el diario El Mundo del día 29 de mayo sobre la salida de Elon Musk de DOGE

Con todo ello, (i) dado el giro de Trump en su guerra comercial y que ahora cada vez que anuncia una subida de aranceles los acaba aplazando al poco tiempo, como ocurrió esta semana con la teórica subida que iba a imponer sobre las importaciones desde la Unión Europea, y (ii) que la economía sigue en fase de expansión o crecimiento y (iii) que la mentalidad del gobierno de los Estados Unidos ahora es crecer económicamente toda costa, aunque eso suponga aumentar la deuda en términos nominales, creo que los factores macro son muy positivos de aquí en adelante.

Tenemos crecimiento económico junto con una autoridad fiscal que fomenta el crecimiento con deuda creciente, algo que típicamente es un viento a favor para el mercado de acciones.

Así, mi expectativa es que la amplitud de mercado deje atrás el lateral de los últimos 9 meses y vuelva a retomar la senda alcista más pronto que tarde, en coherencia con mi expectativa de que la economía siga creciendo desde este punto y aparte que han sido los primeros meses de Trump.

Índice S&P 500 equiponderado durante los últimos 9 meses. Este índice, tal y como hemos comentado en innumerables ocasiones, es una buena aproximación al concepto de "amplitud de mercado" o de comportamiento general de mercado más allá de unos pocos valores de gran capitalización con gran influencia en los índices, ya que en la versión equiponderada cada valor tiene el mismo peso.

Y en coherencia con dejar esta lateralidad atrás, mi expectativa es que mis indicadores de amplitud, los cuales he nombrado constantemente en las últimas semanas, por fin generen una señal alcista según mi metodología.

De momento el indicador de impulsos de amplitud sigue sin generar una señal positiva, encontrándose hoy jueves en el nivel del 68%.

Panel superior índice S&P 500 y en panel inferior porcentaje de acciones componentes del índice S&P 500 que se encuentran por encima de sus propias medias de 50 sesiones. Una señal del impulso de amplitud se genera cuando, tras haber mostrado una lectura menor al 10%, pasa a mostrar una lectura mayor al 90%.

Y, en el mismo sentido, el indicador acumulado de nuevos máximos netos en la bolsa de Nueva York, se acerca poco a poco a generar un nuevo cruce al alza sobre su propia media de 50 sesiones, pero aún no ha llegado a dicho punto.

Dado que objetivamente la economía sigue creciendo y que mi entendimiento es que la administración Trump ha abrazado el modo "crecimiento a cualquier precio", mi expectativa es que una vez se genere una señal alcista en la amplitud de mercado, ésta probablemente se pueda extender durante, al menos, varios trimestres.

Es decir, en mi forma de analizar y entender los mercados, sólo me falta que el factor técnico rime a favor de la macro. Espero que sea pronto.

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