La bolsa americana cumple 7 meses de un volátil lateral (+ comentario Oro y Bitcoin)
A pesar de todo, la bolsa no ha ido a ningún lado en más de medio año.
A pesar de todo, la bolsa no ha ido a ningún lado en más de medio año.
A pesar de todos los ríos de tinta vertidos desde antes de la elección de Donald Trump, la bolsa estadounidense no ha ido a ningún lado en los últimos 7 meses, con el índice S&P 500 apenas un -0,16% más abajo que el pasado 21 de octubre, el Dow Jones un -2,48% abajo, el Nasdaq 100 un +3,58% arriba y el Russell 2000 de pequeñas compañías registrando un retroceso del -7,66%.

En general, con el beneficio que otorga el paso del tiempo, todo lo ocurrido se puede resumir en que las bolsas celebraron brevemente la victoria del presidente Trump con la idea de una agenda promercado, pero inmediatamente llegó una fuerte corrección bursátil por el anuncio de una agresiva negociación arancelaria a nivel global, negociación de la cual la administración Trump en gran medida se tuvo que desdecir, debido a que los mercados de deuda y de crédito, es decir las tuberías de las finanzas globales, empezaron a dar signos de estrés sistémico.
Y así, los mercados tras poner a prueba la determinación de Trump y Bessent (Secretario del Tesoro), y comprobar que Trump no iba en serio cuando dijo que no le importaba lo que ocurriera con los mercados a corto plazo, éstos, por fin, respiraron de alivio y formaron un poderoso rebote.
Tras estos 3 episodios iniciales de la administración Trump (euforia inicial, negociación arancelaria maximalista y paso atrás), actualmente las bolsas se encuentra aún en tierra de nadie, justo en el mismo nivel donde estaban las bolsas 15 días antes de las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Mi señal de cautela táctica cumple dos meses y medio y aún sigue vigente (análisis aquí), dado que la amplitud o comportamiento general del mercado, todavía no se ha recuperado. No obstante, como he señalado todas estas semanas, mi postura era y es de cautela pero no de ser bajistas, ya que no se cumplen los elementos suficientes. El ser bajista (o alternativamente la "recomendación" de reducir exposición para los inversores de largo plazo) es algo que se ha de reservar para momentos muy concretos y que son escasos a lo largo del tiempo.
Es más, dado que aún no hay elementos suficientes para ser bajistas, como lo sería un deterioro de la economía (a pesar de todos los indicadores económicos "blandos" -encuestas empresariales- que señalan problemas a la vuelta de la esquina), mi sesgo es el de estar atento a buscar oportunidades al alza, tanto a medio como corto plazo, eso sí, siempre que se genera la señal positiva en la amplitud de merado que "necesito" ver.

Aparte de esta realidad de que con una economía en expansión mi sesgo general será al alza, hay otros elementos clásicos favorables para pensar que el mercado tiene potencial alcista en los próximos trimestres.
Por ejemplo, los gestores de inversión a nivel global están bastante infraponderados en renta variable estadounidense, algo que en el contexto de una economía expansiva (importante esto), suele ser un principio "contrarian".

En el mismo sentido, los inversores institucionales sistemáticos, mantienen un posicionamiento históricamente bajo al mercado en estos momentos, lo que sugiere que si no se confirman los problemas macroeconómicos que los mercados han descontado en los últimos meses, hay muchos dinero institucional al margen que podría sumarse a un movimiento alcista.

Y, también y de nuevo en un sentido similar, pero esta vez referido a los inversores particulares, éstos mantienen un pesimismo que históricamente ha sido propio del fin de mercados bajistas.
El pesimismo sobre las perspectivas bursátiles a 6 meses ha alcanzado un nivel extremo en la encuesta de American Investors, con registros de más de un 60% de bajistas, lectura que, por sorprendente que pueda parecer, sólo se vieron al final del moderado mercado bajista de 2022 y al final del brutal mercado bajista de 2008.

Como siempre he enseñado, el sentimiento inversor, ya sea institucional o de minoristas, son herramientas interesantes, pero siempre y cuando se las contextualice con la situación macroeconómica.
Así, si estás en una economía que crece y por lo que sea se genera una fase de gran pesimismo, tal y como ocurre ahora, el sesgo general debe ser buscar oportunidades al alza.
Pero si, por el contrario, se está en una fase de fuerte pesimismo y hay datos macroeconómicos claros de probable recesión, no vale la pena contradecir el sentimiento inversor.
Es por todo esto que, a día de hoy, aunque mi recomendación es de cautela táctica, sigo teniendo una mentalidad de seguir buscando oportunidades alcistas y no bajistas.
De mis tres elementos generales a la hora de analizar el ciclo económico-bursátil, (i) la macro sigue siendo positiva, (ii) el sentimiento inversor es positivo por "contrarian" en el contexto de la macro positiva y sólo falta (iii) que la amplitud de mercado sume en el mismo sentido.
Si la amplitud, tal y como ya la defino, genera por fin una señal alcista, entonces los 3 grandes elementos de mi análisis estarán sumando en la misma dirección y consideraré que las probabilidades serán al alza en los siguientes meses, trimestres y ¿quién sabe? tal vez años.
De momento, mi indicador favorito de amplitud, el que denomino el de "impulsos de amplitud", sigue sin generar una señal alcista y, a no ser que haya un enorme movimiento en los mercados este viernes, es casi imposible que genere una señal al cierre de esta semana.

No obstante, aunque ese es mi indicador favorito de amplitud, principalmente manejo tres y me bastaría con que al menos dos de ellos generen una señal alcista para considerar que el conjunto del mercado está subiendo.
Pero aún no estamos ahí, como se puede comprobar por ejemplo en el indicador acumulado de nuevos máximos netos de compañías cotizadas en la bolsa de Nueva York (siguiente gráfico). Si bien la señal positiva parece acercarse en el tiempo, lo cierto es que, a día de hoy, no tengo tampoco confirmación del avance de la amplitud según este indicador.

Como también he explicado en las últimas semanas, desde una perspectiva del seguimiento de tendencias con un enfoque en la amplitud de mercado, es irrelevante si las señales se generan un 20% más abajo o más arriba, porque lo único relevante es que se generen las señales de gran convicción.

Bitcoin se encuentra estos días rompiendo al alza su máximo histórico en enero de este año, encontrándose en los momentos en los que escribo esta nota de mercado en los 111.454 puntos.

Dado que la principal criptodivisa está rompiendo máximos y las bolsas estadounidenses aún están por debajo de máximos históricos, no son pocos los que están señalando que por fin Bitcoin se está separando del comportamiento de los activos de riesgo como son las acciones.
Sin embargo, esto que tal vez podría ocurrir algún día y que por fin convertiría, desde mi punto de vista, al Bitcoin en un activo refugio muy interesante, realmente es exagerar las cosas, porque es normal que haya pequeñas divergencias de corto plazo.
Si observamos las cosas con la amplitud suficiente, Bitcoin sigue siendo un activo de riesgo y de ahí la extrema coincidencia de las tendencias del mismo con el Nasdaq y en especial de los puntos o fases de capitulación de ambos activos. Esta vez tampoco ha sido diferente con respecto al "crac de Trump".

Ahora bien, que esté rompiendo máximos para mi es un signo positivo, ya que un activo tan cíclico como lo es éste, me invita a pensar que más pronto que tarde la amplitud de mercado en la renta variable se volverá positiva. Como siempre digo, ver al Bitcoin subir es una excelente noticia para los inversores en acciones y otros activos de riesgo.
Según mi forma de analizar los mercados, de los tres grandes activos de inversión tradicionales, es decir, acciones, bonos y Oro, únicamente éste se encuentra en una genuina tendencia alcista en estos momentos.
No solo su rentabilidad en los últimos 12 meses ha sido de un +40%, sino que observando su tendencia, no sólo tanto su media de 200 como de 50 sesiones, se encuentran claramente al alza, es que incluso a poco que la cotización del Oro toca su media de 50 sesiones, tiende a seguir subiendo. Es decir, nos encontramos aún en una tendencia acelerada que como inversores en momentum hay que seguir disfrutando.

Como llevo señalando desde finales de 2023 y luego reafirmado en abril de 2024, el metal dorado se encuentra en una gran tendencia histórica como no hemos visto al menos en 50 años.
No voy a repetir lo que ya está escrito en aquellos análisis, pero como llevo explicando año y medio, es en momentos de grandes cambios geopolíticos y tal vez monetarios a nivel global, donde un activo como el Oro puede generar tendencias de gran magnitud. De momento el +62% logrado desde finales de 2023 está confirmando mi idea y aún no veo signos que señalen que las cosas hayan cambiado.
Y como se suele decir, lo que está funcionando, mejor no tocarlo.