Estadísticas frías Vs comportamiento orgánico del mercado
Cómo encontrar las mejores estadísticas e indicadores técnicos para detectar tendencias en el mercado de acciones
Cómo encontrar las mejores estadísticas e indicadores técnicos para detectar tendencias en el mercado de acciones
En esta fase del mercado de enorme incertidumbre tras el crac bursátil provocado por la administración Trump, surgen todo tipo de proyecciones e ideas de lo que hará el mercado en los siguientes meses y hasta pocos años. ¡Alcistas!, ¡bajistas!, ¡gran oportunidad!, ¡el fin de los tiempos! y así en un largo etcétera cacofónico, algo que, no obstante, es la característica natural de todo mercado.
Encima de todo este ruido, además, se entremezclan opiniones cruzadas de inversores y operadores que están hablando de cosas muy distintas, porque tienen estilos de inversión diferentes y horizontes temporales completamente dispares.
Por ejemplo, no es raro escuchar a un inversor value, que teóricamente invierte a plazo de 15 años o más, diciendo cosas como "compro porque este valor es una gran oportunidad", siendo respondido por un operador técnico de corto plazo que dice que el valor está declinando "y que aún no es compra", en lo que en definitiva no es más que un diálogo de besugos.
Ciñéndonos al mundo macro, aquel en el que me enfoco y que pone énfasis en la evolución económica y en las tendencias de medio plazo de las bolsas y demás mercados financieros, por supuesto también está rodeado de una alta incertidumbre. Tanta que podría elegir estadísticas para decir lo uno y lo contrario.
Por ejemplo, el inicio de este año 2025 está entre los peores de la historia. ¿Y qué ha ocurrido históricamente en las bolsas cuando se empieza tan mal en lo que se supone que es estacionalmente la parte más fuerte del año? Si los próximos 12 meses cumplen el patrón histórico, veríamos fuertes pérdidas. La historia muestra que lo que mal empieza, mal acaba y, además, con extraordinaria consistencia.

Si te has quedado asustado queriendo vender todo lo que te quede en cartera, ahora voy a reconfortarte con una estadística histórica muy esperanzadora. Cada vez que el VIX, un índice que mide la incertidumbre de los operadores de opciones sobre el índice S&P 500, pasa de la lectura extrema del 50% hasta un más moderado 30%, en lo que efectivamente sería una señal de alivio tras un momento de gran estrés, el mercado, o directamente ya estaba en una tendencia alcista de medio plazo (1987, 2009 y 2020), o estaba formando un sólido suelo que no mucho después, por fin, daría lugar a una tendencia alcista de medio plazo (2003). Todo arreglado ¿ves? Ya puedes invertir con confianza. Es broma.

Lo cierto es que se podrían hacer muchas críticas a ambas estadísticas. En el caso de la primera tabla es difícil describir que causalidad existe entre que un año comience mal y lo que ocurra doce meses después. Y, a falta de esa causalidad, es difícil poder tomarla en serio. Todo momento es único en sí mismo y los acontecimientos políticos, económicos y en materia de política monetaria no están escritos en piedra, sino que los de ahora pueden ser muy diferentes, por ejemplo, a lo que ocurrió en 1957.
En el caso de la estadística del VIX, la cual aporta mucha más información causal, ya que el comportamiento social humano es cíclico y después de la tormenta casi siempre llega la calma, tiene varios peros. Primero, el número de casos (4) es demasiado escaso como para poderlo tomar en serio. En segundo lugar, hay lecturas que por los pelos no llegaron a 50% y después de bajar al 30% las bolsas siguieron declinando (2001)

En tercer lugar, porque en esa estadística del VIX, su creador ha decidido que solo valen las lecturas sobre 50% a fin de día, ignorando las lecturas que en intradía superaron ese nivel. Un ejemplo muy reciente lo tenemos en agosto de 2024, donde el VIX llegó a alcanzar el 65,73%. Sí, el mercado se recuperó en los siguientes 4 o 5 meses, pero sólo 8 meses después estamos más abajo, no habiéndose dado una tendencia sostenible a medio plazo (o al menos es un ejemplo muy diferente de los que sugiere la primera estadística del VIX, con tendencias de varios años de extensión).

Y, en cuarto lugar, si bien no hay duda que una lectura elevada del VIX señala incertidumbre, realmente cotizar en el 50% o 40% no significa que la realidad macro es peor cuando está a 50% que a cuando lo está a 40%.
Si volvemos de nuevo al ejemplo de agosto de 2024, donde la lectura del VIX (65,73%) superó a la lectura del VIX (60,13%) durante el crac bursátil de abril de 2025, y donde las circunstancias macro sí son realmente graves con elevado riesgo de mercado bajista, se demuestra fácilmente que un determinado nivel del VIX no lo es todo.
Con todo ello, como decía el primer ministro británico Benjamin Disareli en el siglo XIX "hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas".
Por ello, como analistas y/o inversores macro, debemos ser conscientes de que las estadísticas históricas pueden ayudarnos a entender y estudiar el pasado, pero también que éstas tienen sus límites, sus sesgos y que el presente no está escrito en piedra. Como dijo en una de sus célebres frases el inversor Warren Buffett, "si todo lo que importara fuera el pasado, la gente más rica serían los bibliotecarios".
La realidad es que en un mundo tan complejo, autoreflexivo y multifactorial como son los mercados financieros, el pasado puede ser una guía aproximada, pero aún así necesitaremos contextualizar, es decir, pensar las cosas, y a pesar de ello asumir que en muchas ocasiones estaremos equivocados. No es este un deporte para perfeccionistas, no señor.
Todo esto no significa que me parezcan inútiles las estadísticas. Al revés, hago un amplio uso de ellas como bien sabes, siendo un elemento imprescindible en mi proceso analítico y operativo.(en mi operativa discrecional quiero decir).
Ahora bien, hay estadísticas y estadísticas. Algunas como las dos que hemos tratado, que contienen varios espejismos peligrosos, mientras que otras son más fiables porque muestran directamente el comportamiento orgánico del mercado y, además, porque encierran en sí mismas una enorme lógica de la conducta de las masas inversoras.
Una de mis formas favoritas de detectar las nuevas tendencias alcistas en el mercado de acciones, es a través de lo que denomino "impulsos de la amplitud", siendo la amplitud el comportamiento general del mercado y no de unos pocos valores de gran capitalización.
¿Y por qué preferentemente un impulso y no solo "amplitud positiva" a secas? Porque un impulso de la amplitud muestra un mercado que ha pasado de una situación de fuerte pesimismo, a una fase de renovado optimismo. Y un cambio de sentimiento en el conjunto del mercado, que es confirmado materialmente por una casi unanimidad de valores apreciándose, es algo que es difícil de manipular, difícil que sea causado por razones espurias y suele ser una señal fiable del nuevo comportamiento del mercado.
En resumidas cuentas, es un indicador donde "hay mucha señal y poco ruido" y que además tiene una fuerte causalidad bien explicable y lógica: normalmente un cambio macro significativo que provoca un giro de 180 grados en la actitud de los inversores.

Ahora bien, como ocurre con todo, tener lo que uno cree ser un buen indicador (he puesto sólo un ejemplo de los que observo) no es suficiente. Que sea bueno por su histórico y por la causalidad que lo produce es un buen punto de partida.
Pero luego hay que seguir pensando y contextualizando y aún así habrá ocasiones en las que nos equivocaremos. Pero, cuando nos equivoquemos, al menos nos habremos basado en las cosas más solidas que supimos encontrar y no en ideas débiles de las tantas que abundan.
Si se observa el último gráfico de impulso de amplitud, de 5 señales habidas durante los últimos seis años, una de ellas salió muy mal porque nada más generarse el mercado retrocedió un -19%, al final del mercado bajista de 2022.
En aquella ocasión de agosto de 2022, afortunadamente, esa señal la ignoramos porque no estaba de acuerdo a mi análisis de la situación macroeconómica (la inflación no se había moderado según mi definición) y solo tomamos como señal válida de impulso de amplitud, la del cierre de noviembre de 2022, porque ahí sí estaba de acuerdo a mi interpretación de la situación del ciclo económico-bursátil, lo que me llevó a escribir, aquí en el Club, el análisis de que probablemente estábamos entrando en un nuevo mercado alcista, como así fue.
La máxima número 1 de mi método analítico, como siempre he explicado por activa y por pasiva, es que si tomas una buena y lógica señal técnica, que refleja algo profundo del comportamiento de las masas, y a eso le unes una buena señal macro, entonces llegas a obtener, por fin, señales de gran fiabilidad sobre las principales tendencias bursátiles.
Nada de magia ni espejismos estadísticos, sino una observación de la realidad basada en una lógica sólida y....aún así, siempre siendo humildes porque, de nuevo, los mercados son complejos, autoreflexivos y multifactoriales y hasta las mejores señales de vez en cuando salen mal porque nada está escrito sobre el futuro.
Por todo ello, y como aún estamos muy lejos de que se genere una señal de impulso de amplitud, como podemos ver en el gráfico anterior y, por supuesto, porque la situación macro tiene una elevada alerta de recesión en estos momentos, mi postura es neutral: allá se coman las fieras alcistas y bajistas las unas a las otras mientras yo espero, paciente, mi señal.
Un inversor que sigue tendencias no se preocupa de cazar gangas, eso es para los value y los buyers of the fucking dips. Un seguidor de tendencias solo entra en acción cuando creer tener muchas probabilidades a su favor. Ni antes ni después, ya sea un 20 o 30% más abajo, o un 15% más arriba. Eso es completamente indiferente porque se buscan tendencias de alta probabilidad, no gangas.
De últimas, el mercado tras sufrir un crac bursátil, el cual por cierto podría argumentarse que no ha entrado en un mercado bajista porque su máxima caída a precios de cierres diarios ha sido del -17,61% en el caso del índice S&P 500, encontró un gran alivio cuando el pasado 9 de abril Trump anunció que reducía todos los aranceles a nivel global, con la excepción de China.

A pesar de ello, en las ultimísimas sesiones las bolsas estadounidenses estaban goteando de nuevo a la baja y, otra vez Trump, ayer mismo 22 de abril, ha tenido que salir a desdecirse de las insinuaciones que había hecho de que podía despedir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, algo que volvería locos los mercados, y también para decir que los aranceles sobre China, actualmente en el 145%, finalmente serán más bajos y que van a encontrar soluciones con las autoridades chinas.
Todo esto, que aparentemente apunta a hacia una desescalada de las tensiones en el corto plazo, sin duda ayuda a que los mercados se estabilicen y no se produzcan caídas aceleradas como veíamos a principios de mes, pero faltan muchos elementos macro y técnicos para, en mi opinión, pensar en una pronta tendencia alcista sostenible de medio plazo.
La realidad es que todo apunta a que la errática administración Trump ha perdido el norte por completo, perdiendo tanto su pulso con los mercados, como con la FED y hasta con China. Posiblemente, el autor del libro El Arte de Negociar ha liderado una de las negociaciones más pésimas de la historia desde la posición de poder imperial, lo cual no es poco "logro" que se llevará a la tumba el hombre de la cara naranja.

Así, aunque el golpe recibido les está forzando a bajarse los pantalones, lo cierto es que la guerra comercial sigue ahí, los aranceles siguen ahí y, lo que es peor de todo, la erosión de la confianza sigue por los suelos, algo que no se arregla con dos tuits diciendo que ahora son más amigos y menos locos que antes.
Aunque aún no se ha visto ningún indicador macroeconómico realmente tangible que muestre que estemos entrando en recesión, el número de indicadores adelantados que hablan de que podríamos estar entrando en una fase contractiva de la economía, se han multiplicado.
Por ejemplo, la caída de los indicadores de actividad económica de una encuesta de situación como la de la Reserva de Filadelfia, ha mostrado su tercera peor caída de los últimos 30 años, a la par que 2008 o 2020. Por supuesto, no estoy igualando 2025 con aquellos episodios, pero la repentina caída de las condiciones económicas muestran que muy posiblemente algo se ha roto estos días y puede traer graves consecuencias económicas.


Como digo, no hablamos de indicadores "tangibles" como el empleo, el cual suele ser el indicador más importante de todos, ya que si se pierde empleo es lo que hace que casi todo el mundo, incluyendo el gobierno y la FED, consideren que se está en recesión. Pero son indicios preocupantes más que esperanzadores.
En resumen, la situación es una en la que la administración Trump ha recibido un duro golpe desde varios frentes, donde como consecuencia de ello (1) está tratando de desescalar la situación creada, donde (2) la economía no está brillando sino más bien presenta un alto riesgo de recesión y, por si fuera poco todo esto, donde (3) el gobierno no tiene capacidad de estimular los mercados endeudándose más ya que podría provocar una crisis de confianza y donde (4) la FED tampoco está por la labor de recortar tipos, ya que teme presiones inflacionarias.
Las cosas siguen mal y no parecen existir catalizadores suficientes para confiar en ascensos sostenibles en el tiempo. Sin una buena economía y sin estímulos fiscales ni monetarios, me cuesta creer que los mercados puedan subir "de verdad". En todo caso, esto es una opinión, y si se genera pronto la señal del impulso de amplitud, ahí habría que volver a considerar el estado de la realidad. Pero de momento, sigo neutro.